Hiperplasia endometrial quística o piometra

La piometra es una de las patologías más importante del aparato reproductor de las perras. Suele presentarse en perras de edad avanzada a partir de 7 años, perras con tratamientos hormonales, perras sin partos y adultas con alteraciones funcionales gonadales.
La hiperplasia endometrial quística – piometra suele ocurrir en la fase luteal del ciclo estral. Durante el ciclo, el útero sufrirá cambios influenciado por las hormonas tales como la progesterona y los estrógenos. Sí se produce una alteración de estas hormonas se desarrollara de forma patológica una hipertrofia y una actividad secretora excesiva de las glándulas uterinas. Los estrógenos incrementan el número de receptores de la progesterona en el útero, lo cual explica la mayor incidencia de piometras en aquellas hembras que han sido tratadas con estrógenos exógenos durante el diestro para prevenir la gestación. Este incremento de receptores de progesterona por parte de los estrógenos favorece la dilatación del cérvix y favorece que de forma ascendente suban bacterias desde la vagina.
La prosgesterona, por otro lado con valores normales, estimula el crecimiento y secreción de las glándulas endometriales. Disminuye la irrigación del útero, cierra el cuello uterino, reduce las defensas del útero necesarias para lograr la implantación embrionaria, y produce un estado de reposo en el órgano al desensibilizar el miometrio a la acción de la oxitocina. El producto de la secreción de las glándulas, inicialmente estéril, contiene nutrientes y pH favorable para el crecimiento bacteriano y el proceso se asienta con la disminución de la respuesta inflamatoria. Esto puede redundar en el desarrollo de la piometra con la acumulación de líquido en las glándulas endometriales y lumen uterino.
El establecimiento de la piometra es el resultado de factores etiológicos complejos, tales como la influencia hormonal en el útero, la virulencia de las bacterias invasoras y la capacidad del individuo para combatir la infección. La elevada cantidad de secreción producida por las glándulas endometriales, sumada a la inhibición en la capacidad contráctil del miometrio y a que el ambiente progestacional disminuye la respuesta leucocitaria, explican como la flora vaginal o del tracto urinario bajo, por vía ascendente, es capaz de alcanzar el cérvix y adentrarse dentro de territorio uterino.
Algunas de las bacterias que han sido asiladas en frotis de piometra son Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Streptococcus spp, Proteus spp., Pasteurella spp., Klebsiella spp, Haemophilus spp. Serratia spp y Moraxella spp. . E. coli es el organismo aislado con mayor frecuencia.
Cuadro clínico:
Abierta: Cuando el cuello del útero es permeable a las secreciones, y se caracteriza por una secreción vulvar.
Cerrada: Cuando no hay drenaje uterino, coincidiendo en este último caso con signos clínicos más acentuados.
Los síntomas están asociados a la presencia de endotoxinas bacterianas y sepsis. Al principio los animales se vuelven letárgicos y anoréxicos. A menudo aparece poliuria y polidipsia (beben más y orinan más) por acción de las endotoxinas en lo túbulos renales. Fases posteriores podemos encontrar vómitos, diarrea y debilidad debido a la sepsis.
Diagnóstico:
Signos clínicos
Radiografía
Ecografía
Bioquímica completa.
Tratamiento:
Si sospechamos que nuestra perrita sufre de complejo hiperplasia endometrial quística- piometra deberemos acudir a nuestro veterinario cuanto antes ya que su evolución suele ser rápida y en algunos casos con mal desenlace.
El tratamiento definitivo es la ovariohisterectomía, que se realizará una vez se haya estabilizado al animal y corregido todos los desequilibrios metabólicos.
En perras de alto valor reproductivo, se puede usar Pgf25 alfa , pero solo se recomienda en piometras abiertas.